
En la madrugada del 24 de Agosto, una furgoneta bomba hizo explosión junto al cuartel de la Guardia Civil en la localidad vizcaína de Durango.
El vehículo, una furgoneta Citroen C-15 robada dos días antes y con matrícula de San Sebastián, contenía entre 80 y 100 kilos de explosivo, que las primeras investigaciones sugieren pudiera tratarse de amonal. En la explosión resultaron heridos dos agentes. Uno de los dos guardias civiles, de 30 años de edad, F.E.R., presenta cortes e impacto de cuerpos extraños en espalda, cuello y muslos, mientras que el otro, de 37 años, presenta cortes en la mano derecha.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 03:30 horas, cuando testigos presenciales y las cámaras del perímetro del cuartel, registraron la llegada de dos vehículos conducidos por un individuo cada uno de ellos. La furgoneta aparcó marcha atrás, tras lo cuál salió de ella un hombre con una gorra calada que ocultaba su rostro y que montó en el otro coche, un Seat Ibiza con matrícula de Portugal, en el que salieron huyendo.
Al poco, volvieron sobre sus pasos y el mismo individuo entró en la furgoneta, volviendo a montar de nuevo en el coche y emprender la huida. Fuentes antiterroristas apuntan a la posibilidad del uso de temporizadores y que los terroristas hubieran vuelto para asegurarse del inicio de la cuenta atrás. Los movimientos fueron registrados por las cámaras de seguridad, por lo que un agente trató de utilizar un inhibidor de frecuencias, explosionando antes el vehículo.
El vehículo, una furgoneta Citroen C-15 robada dos días antes y con matrícula de San Sebastián, contenía entre 80 y 100 kilos de explosivo, que las primeras investigaciones sugieren pudiera tratarse de amonal. En la explosión resultaron heridos dos agentes. Uno de los dos guardias civiles, de 30 años de edad, F.E.R., presenta cortes e impacto de cuerpos extraños en espalda, cuello y muslos, mientras que el otro, de 37 años, presenta cortes en la mano derecha.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 03:30 horas, cuando testigos presenciales y las cámaras del perímetro del cuartel, registraron la llegada de dos vehículos conducidos por un individuo cada uno de ellos. La furgoneta aparcó marcha atrás, tras lo cuál salió de ella un hombre con una gorra calada que ocultaba su rostro y que montó en el otro coche, un Seat Ibiza con matrícula de Portugal, en el que salieron huyendo.
Al poco, volvieron sobre sus pasos y el mismo individuo entró en la furgoneta, volviendo a montar de nuevo en el coche y emprender la huida. Fuentes antiterroristas apuntan a la posibilidad del uso de temporizadores y que los terroristas hubieran vuelto para asegurarse del inicio de la cuenta atrás. Los movimientos fueron registrados por las cámaras de seguridad, por lo que un agente trató de utilizar un inhibidor de frecuencias, explosionando antes el vehículo.

La onda expansiva provocó diversos daños materiales en el cuartel y en vehículos aparcados en el mismo, siendo desplazados algunos centenares de metros, así como en centenares de viviendas colindantes, provocando la rotura de cristales de la que fueron atendidos los agentes de la Benemérita. En el momento de la explosión se encontraban durmiendo en el cuartel varios niños.
El coche en el que huyeron los terroristas fue encontrado calcinado en Amorebieta tras haber sido explosionado para borrar los rastros de los etarras.
(Fotografías de las Webs de El Mundo y Libertad Digital)
El coche en el que huyeron los terroristas fue encontrado calcinado en Amorebieta tras haber sido explosionado para borrar los rastros de los etarras.
(Fotografías de las Webs de El Mundo y Libertad Digital)
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